Vamos a ampliar las consideraciones ut supra indicadas con
respecto a la percepción, porque serán válidas para observar en su justa perspectiva
la totalidad de los fenómenos aquí descritos.
La percepción está disociada de la comprensión. Yo comprendo
lo que veo no como lo percibo, sino como los esquemas de pensamiento me
permiten verlo. Vemos “platos voladores” porque antes del “volador” existió el
“plato”. En épocas del Imperio Romano, se veían “clipei ardentes” (“escudos llameantes”).
En nuestro proceso cognoscitivo, vamos de lo particular a lo general y tratamos
de identificar las cosas mediante mecanismos de asociación. Pero estamos enfrentados
a un problema del cual no tenemos puntos de referencia previos, por lo que
nuestra psique busca desesperadamente encontrarlos. Y si no están allí, los
fabrica.
Ya hemos hecho oportunamente algunos comentarios sobre el
“vampirismo psíquico”. De cualquier forma, volveremos luego sobre este
particular, pues hemos descubierto que sus relaciones con otras disciplinas del
conocimiento esotérico (el propio tema de los extraterrestres) es inmenso.
En cuanto a la naturaleza de las otras técnicas mentales, recordemos
que ciertos cultores de algunas escuelas de Control Mental alcanzan un grado de
desarrollo capaz de permitirles minar la resistencia psíquica de otros (aunque
no sé si “desarrollo”es la palabra adecuada).
Es tal la difusión alcanzada por estas disciplinas, que
muchos asiduos transeúntes del Sendero de la Mano Izquierda acceden a un
conocimiento hábil a la hora de modular las conductas ajenas con el afán
primitivo y egoísta del provecho y lucro propio.
Empero, esta difusión (y la obsesión de la gente por buscar
el método más fácil para hacerlo todo en la vida), conduce a que muchas veces
tales individuos se metan en camisa de once varas para transformarse sólo en
unas piezas más del gigantesco tablero espiritual donde “blancos” juegan contra
“negros” (y si alguien desconoce el origen netamente esotérico del ajedrez, aquí, en los colores asignados a los bandos, tiene una pista verdaderamente
iniciática). Allá ellos en su imprudencia suicida: preocupémonos, en cambio, en
ser capaces de detectar la naturaleza de sus acciones.
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